En Memoria de Nuestro Amigo y Maestro el Profesor José Antonio Ríos González.
Desde Bornos (Cádiz), a 1 de Noviembre de 2019.
Queridos amigos y queridas amigas de la Asociación Española para la Investigación y Desarrollo de la Terapia Familiar. Hoy, el día de todos los Santos, estoy en mi casa de Bornos, a diez kilómetros de Espera, mi pueblo natal, para estar con mi familia y recordar a nuestros seres queridos. Y me veo invadido por la pena de haber perdido a un amigo y maestro. La vida está llena de sorpresas y regalos junto a la pérdida de ellos, aunque también nos ha dotado de la capacidad para conservar y recrear lo bueno dentro de nosotros. Y en este día especial quiero escribiros desde las ventanas de mi salón mientras está amaneciendo con un sol infinito que compartí con Pilar, José Antonio y Ana, hace unos años.
Somos en gran parte la suma de nuestras experiencias y sobre todo vamos creciendo y disfrutando de la vida en la medida que somos capaces de recrear lo bueno que nos regaló en nuestro pasaje. Ayer por la tarde, día 31 de Noviembre nos dejó nuestro querido José Antonio después de una larga enfermedad que a mi personalmente me mostró como la fortaleza de una familia, Los Ríos-Lago, puede ser un ejemplo de vida. Pilar y su hijo Marcos me han mostrado cómo la unión y afecto de la familia pueden llevar de una manera tan firme y conmovedora los avatares de la vida misma. Eso que tanto le gustaba a José Antonio de la “Urdimbre Afectiva” y de la “Ternura” recordando al maestro Rof Carballo, es el mejor regalo que nos ha donado y que tan maravillosamente vosotros le habéis regalado durante estos últimos años duros por la enfermedad.
Gracias familia por el regalo en estos años. He tenido la fortuna… y quizás no sólo la fortuna… porque decidí ir a veros en todas las ocasiones que pude a Madrid… y me siento bien porque el sábado pasado pude despedirme de mi amigo y acompañaros un rato. Escribo ahora a todos los amigos y amigas de la Asociación con el dolor a flor de piel y la pena, que quizás se junta con la pérdida no tan lejana de mi mujer, Ana. Ella también disfrutó como anfitriona inigualable en el Master de Psicoterapia Relacional de vuestra compañía y afecto.
Fueron varios congresos en Sevilla, en Madrid, San Sebastian, La Coruña, Santander, Cáceres y Barcelona… en todos ellos recibimos siempre el regalo del sentido del humor de nuestro maestro y la ternura. Ayer encontré el folleto del Homenaje de 2004 en la Coruña a José Antonio. Parece mentira que ya no esté… pero la vida es así… a veces queremos olvidar que tiene un límite más o menos prolongado. En estos meses que estoy escribiendo sobre el Sentido del Humor en Psicoterapia he releído cosas de José Antonio y recordado momentos cumbres sobre su especial sentido del humor. Un cacereño de pro… abierto y sensible, de una tierra Extrema… pero un personaje no duro, sino tierno y lleno de vida. ¡Cuántas tesis doctorales hemos compartido en las Universidades de Madrid y en Deusto, Salamanca y Sevilla… en todos los momentos su presencia llenaba el espacio y hacía que las celebraciones fueran un goce infinito!.
Fue el primer presidente de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar. Y después en el Congreso de Santiago de Compostela en 1993, donde comencé a tener un contacto más cercano con él, nos convocó para preparar la Asociación Española para la Investigación y Desarrollo de la Terapia Familiar, proyecto que aún continúa y del que se sentía especialmente orgulloso. Alberto Espina, Manuel Millán de Valencia, Carles Pérez, Valentín Escudero, Alberto Rodríguez Morejon, Mark Beyebach, Pepe Navarro, Aquilino Polaino, entre otros, estábamos en Santiago y pudimos disfrutar de configurar y ampliar la Asociación. Después por los avatares de la historia me tocó ser presidente de esta Asociación durante dos mandatos y siempre disfruté de ver cómo seguía activo y generoso a pesar de estar jubilado y muy ocupado con las labores de su centro y la dirección de la Revista Cuadernos de Terapia Familiar, la primera de España en este campo y que mantuvo con un esfuerzo titánico durante los crudos años del “deseo de impacto” como moda más que como amor a la ciencia y difusión del conocimiento.
Revisando estos días algunos números de la misma me sentía muy agradecido y sonreía sobre “los supuestos impactos de la ciencia”. En esta revista está la historia de la terapia familiar en España, la verdadera historia de amor y entrega profesional de muchos de nosotros. Hoy es un día triste, pero también para recobrar y nombrar todo lo bueno que nos ha donado José Antonio con el propósito firme de que su legado no se pierda entre las nuevas generaciones. En un momento de cambio en nuestra Asociación y no digamos en nuestro convulso país, es más necesario que nunca, retomar los tesoros de nuestra historia más cercana. Este adiós emocionado a José Antonio tiene que ser un “buenos días vida… que nos has dado tanto… y sobre todo seguimos queriéndote y estamos dispuestos a seguir sembrando y desarrollando todo lo que creaste”. Si, José Antonio, Pilar y Marcos, todos los miembros de la Asociación estamos orgullosos de vosotros y contentos de haber tenido la fortuna de conoceros y compartir con vosotros tantos momentos felices.
Ahora muy tristes, pero nos consuela saber que el legado de José Antonio seguirá dando frutos. Su tesis doctoral y su obra, El papel del padre en la dinámica personal del hijo, que tanto me impactó en mis años de formación analítica en la Universidad Pontificia de Salamanca que el tanto quería, es sólo un escalón en el desarrollo de sus obras que siguen siendo de enorme utilidad para nuestros alumnos y alumnas. El fue como un padre para todos nosotros y hoy le consideramos el padre de la Orientación y Psicoterapia Familiar en España. Un buen padre porque siempre fue generoso, estuvo presente, y mezclaba de manera sabia el apoyo con la firmeza. Trabajó incansablemente por lo que quería y más allá de sus fuerzas siempre dio ejemplo de que la esperanza es lo último que se pierde.
Como Psicoterapeuta y amigo de José Antonio solamente siento en estos momentos un infinito agradecimiento por todo lo que ha hecho por el campo de la Orientación y Psicoterapia Familiar al mismo tiempo que una gran nostalgia de aquellos tiempos felices compartidos con él y su familia. También quiero compartir con todos el orgullo de haber estado a su lado en muchos momentos y haber disfrutado en tantos seminarios y cursos que impartió en el Master de Psicoterapia Relacional de la Universidad de Sevilla. Todavía recuerdo en el homenaje que le hicimos en Sevilla, la belleza del momento aquel en el que le entregamos una “torre del oro” en miniatura como símbolo de su riqueza y bondad infinita. Puedo decir que su casa siempre fue la mía y es mucho más de lo que puedo decir. Me llena de satisfacción saber de primera mano que el recibió muchos homenajes en vida y que pudo tener unos años después de la jubilación llenos de orgullo por el trabajo bien hecho. Me alegro mucho por lo que supone como cierre de su labor y por la justicia que se hace al reconocer a una persona y su familia por todo lo que nos han dado. Aunque muy triste yo también estoy orgulloso de haber tenido la suerte de compartir tantos momentos con una persona como José Antonio que seguirá vivo porque supo sin reparos vivir y aceptar las limitaciones de la propia vida en la que por desgracia va incluida la finitud. Que su obra, su sentido del humor y su ternura sean el mejor regalo para todos y todas y que sepamos difundirlo en la Asociación que el mismo creó y a la que tanto dio.
Un fuerte abrazo en el consuelo de nuestro desconsuelo.
Miguel Garrido Fernández.
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